CUIDADO DE LA PIEL EN ÉPOCA DE CRISIS

Una vez hemos revisado cómo puede repercutir en la situación actual el factor psíquico en las enfermedades de la piel, es momento de recordar y matizar ciertas medidas que pueden ayudar a prevenirlas y, sobre todo, mejorarlas en su control y manejo. Pequeños detalles pueden hacer mucho más llevadero ese “picor” o esa “molestia”, que suelen estar asociados a tener una piel más seca.

Primero, hay que tener en cuenta que, el exceso de tiempo libre que podamos disfrutar ahora, puede condicionar determinadas actitudes que irían en contra de nuestro bienestar cutáneo. Así, los baños prolongados, supuestamente relajantes, van a propiciar que la piel se reseque en gran medida. El uso de aceites de baño adecuados -pH 5.5, sin detergente, sin perfumes- pueden menguar este perjuicio (¡y cuidado con los resbalones!). Aún así, sigue siendo la mejor la actitud la ducha corta, con agua tibia (32-34ºC) y no diaria (5-6 veces por semana y en principio sudamos menos y estamos menos expuestos a la contaminación).

Por el contrario, este exceso de tiempo libre va a favor de que, cuando salgamos la ducha, tengamos calma en el secado mediante aposición-“a toquecitos”- o mediante el uso de un albornoz. Posteriormente, estando aún la piel un poco húmeda, aplicaríamos la crema hidratante (o leche corporal, si se quiere más fluido o la piel es muy vellosa). Evidentemente, cuando más untuosa sea la crema (o mejor bálsamo), más se hidratará la piel. Y como tenemos tiempo para esperar a que se absorba…

Asímismo, el factor ambiental va a afectarnos sin duda. Las calefacciones, estufas y braseros, que presentan un mayor consumo en nuestras casas, favorecen que la sequedad cutánea. Los tejidos “no nobles”, es decir los que no llevan o llevan poca proporción de algodón, condicionarían una mayor sensación de picor, sobre todo en personas de base atópica (asmáticos, alérgicos en general, gente con eccemas…). El suavizantes de la lavadora sería una tercera fuente generadora de irritación a evitar, dado que se juntan con la cal del agua, incrustándose en las costuras de la ropa.

En conclusión, el agua sería el peor enemigo para nuestro cuerpo en nuestros hogares en un momento en que, junto al jabón, es el mejor aliado de nuestras manos cuando regresamos a ellos. Debemos poner crema hidratante de manos varias veces al día para evitar una dermatitis. Hay que tener en cuenta ciertos aspectos de nuestro entorno para una mayor protección de nuestra piel. La mayor disponibilidad de tiempo nos puede ayudar a cuidarnos mejor.

    Consulta con nuestro especialista todos los tratamientos  y él te aconsejara sobre el que mejor se adapta a ti